Mejorando los hábitos de lectura

Mejorando los hábitos de lectura

Borges dijo que “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”.  Él sabía perfectamente de lo que hablaba. La lectura no ha de ser considerada como una mera herramienta instrumental. La lectura es un medio que ayuda al alumnado a alcanzar su máximo potencial intelectual. De ahí la importancia de animarlos a mejorar los hábitos de lectura desde que son muy pequeños. Esto ha de ser responsabilidad no solo del profesorado sino también de las familias.

los hábitos de lectura

Para que un docente enseñe bien a leer a sus alumnos los hábitos de lectura debe conocer cómo se desarrolla el aprendizaje de la lectura y un aspecto muy interesante es el hecho de que somos capaces de leer una palabra aunque no esté 100% ordenada de forma correcta. Para entenderlo, haga el experimento de leer el texto de la imagen que se adjunta a continuación.

los hábitos de lectura

 

Como puede comprobar, este texto se puede leer perfectamente. Lo importante es que la primera y última letra estén escritas en la posición correcta. Esto es posible porque no leemos letra a letra sino la palabra como un todo.

El sistema nervioso tiene dos vías de lectura: la vía fonológica y la vía visual. En nuestro idioma, aprendemos a primero a leer por la vía fonológica (letra a letra).  Rápidamente pasamos de forma automática a leer por la vía visual (lectura de la palabra completa). De esta manera, éste último medio nos permite leer de forma mucho más rápida. Los hábitos de lectura nos permiten leer con más rapidez y con mayor comprensión de lo que leemos.

Cuando ha leído el texto de “el odren no ipmorta”,  su cerebro ha activado la vía visual de la lectura (palabra completa). Es por ello que ha sabido distinguir cada palabra aunque no todas las letras estuviesen en la posición correcta.

Vamos a explicarlo  centrándonos en el ejemplo de una sola palabra del texto como puede ser “etsduio”.  Cuando leemos “etsduio” dicha imagen o representación visual se queda grabada en lo que se conoce como la “memoria de trabajo”. Nuestro cerebro busca en el léxico interno que tiene almacenado una palabra con la misma forma o representación visual.  No encuentra dicha forma pero sí que localiza inmediatamente una parecida: “estudio”. Automáticamente sabe que esa es la palabra que anda buscando.

Otra curiosidad, relacionada también con la similitud en la forma, es que somos capaces de leer un texto donde algunas letras han sido sustituidas por números, siempre  y cuando los números y las letras tengan una forma parecida. Haga la prueba con esta segunda imagen.

 

Otro ejemplo:

los hábitos de lectura

Estos son solo dos ejemplos curiosos que hay detrás del aprendizaje de la lectura y del misterioso funcionamiento de nuestro cerebro.

 

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Aquellos que se dedican al mundo de la educación saben la importancia de los hábitos de lectura en los niños.

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