Cómo influye en la docencia la comunicación no verbal

En el ámbito del profesorado se debe tratar de mejorar la actuación, así como interpretar la actuación de los alumnos, e incluso enseñarles a hacer uso de ella en sus relaciones interpersonales.

Los docentes se comunican con sus alumnos para dar información técnica o expresar ideas, opiniones y sentimientos. Todo esto se lleva a cabo gracias a la utilización de una serie de herramientas como el cuerpo, las palabras, los sonidos o las imágenes que se deben conocer y hacer uso de ellas.

En el área de la docencia, es bastante importante optimizar el proceso comunicativo, para tener una relación más fluida entre profesor-alumno y entre los propios alumnos, para mejorar la dinámica de las clases, las relaciones interpersonales, y como consecuencia la adherencia a la actividad que proponen.

Para ello es importante que el profesor conozca que en toda comunicación se transmite un mensaje que es en un 7% verbal (sólo palabras), 38% vocal (tono de voz, los matices y otros sonidos) y el 55% no verbal, por lo que casi el 90% tiene componente no verbal, es decir no incluye la palabra.

1- Reemplazar a las palabras y sustituirlas (levantar la mano en posición vertical y moverla de derecha a izquierda para decir adiós a un alumno que se va a mitad de clase, colocar los dedos sobre los labios para pedir que se callen o señalar con el dedo la dirección del movimiento, por ejemplo).

2- Repetir lo que se está diciendo (juntar las yemas de los dedos mientras se dice que hay muchos, mover las manos hacia ti para decirle a los alumnos que se acerquen, poner cara de satisfacción y decirle que lo está haciendo muy bien).

3- Enfatizar, acentuar un mensaje verbal, sobre todo del tipo emocional (aumentar el volumen de voz cuando es alguna información importante o hablar más despacio para que lo entiendan).

4- Regular la interacción (desviar la mirada cuando lo que dice un alumno no interesa o recorrer con la vista a todos los alumnos cuando se da una información).

5- Contradecir el mensaje verbal (utilizar un tono irónico mientras se afirma que alguien es muy inteligente).

6- Orientación: Indica las actitudes interpersonales. Si por ejemplo se dice a los alumnos algo que necesita de su total atención, subirse a la tarima, mientras que si se pretende que se integren y se desinhiban el docente se unirá al grupo y se moverá por él.

7- Movimientos oculares: es un acto complejo que cuando se realiza bien le da una gran sensación de intimidad a la comunicación. Con él se puede conseguir que el alumno centre su atención en el docente cambiando constantemente su punto de mirada para que no sea siempre el mismo.

8- La apariencia: muchos aspectos de nuestra apariencia personal se controlan voluntariamente (vestimenta, pelo, etc.) y el fin es la autorepresentación, cómo se quiere ver y ser tratado. Este modelo llega directamente al alumno y muchas veces es un modelo a imitar. Así que si, por ejemplo, se trabaja con alumnos que buscan con esa actividad mejorar su apariencia física, el docente también cuidará la suya, pero si por el contrario se trabaja con tercera edad, el modelo que se presente debe ser similar al que ellos puedan alcanzar.

Algunos consejos a nivel de la comunicación no verbal oral son:

Hablar con voz fuerte y clara (para que el mensaje llegue bien y para dar aire de seguridad a lo que se está diciendo).

Proyectar la voz para toda la sala (una postura erguida dirigiendo la mirada y la barbilla hacia delante y hacia los lados, nunca hacia abajo).

Hablar rápido cuando el contenido es menos relevante (a veces damos información a nuestros alumnos que no tiene demasiado interés para ellos, podemos decirlo pero sin detenernos en ello).

Utilizar la voz para expresar la personalidad y provocar emociones o sentimientos en el oyente (para transmitir tranquilidad hablo tranquilamente, para demostrar autoridad hablo fuerte y claro, si quiero ser amable hablo dulce,etc.

La combinación de esos elementos orales y no orales lleva a desarrollar diferentes estilos de comportamiento que harán que un docente sea más o menos agradable, más o menos amistoso o más o menos eficaz.