Relacionar la felicidad con la capacidad de aprendizaje es lo que ha demostrado una investigación estadounidense que ha experimentado con roedores.
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La investigadora Dorothy Matthews de The Sages Colleges de Nueva York (EEUU) ha llegado a la conclusión de que el comportamiento, el estado de ánimo e incluso la memoria pueden verse modificados por la acción de microbios externos. Un ejemplo es la bacteria Mycobacterium vaccae, que vive en el suelo, y que inhalamos cuando se pase por el campo, el parque o descansas en el jardín.
Este microbio estimula a las neuronas de la corteza prefrontal del cerebro humano para que liberen serotonina, el neurotransmisor de la felicidad y el bienestar, lo que nos pone de muy buen humor. De ahí, que esta investigadora haya comprobado que M. vaccae también puede mejorar la capacidad de aprendizaje.
En experimentos con roedores alimentados con la bacteria viva, han comprobado que los animales infectados se movían más rápido por los laberintos y sufrían menos ansiedad. «Podemos especular que sería positivo programar en las escuelas un tipo de aprendizaje al aire libre para adquirir nuevas habilidades», ha sugerido la investigadora.
Quizá en un futuro se puedan «tomar» estas bacterias para convertirnos en personas más felices e inteligentes. De hecho, en 2003 Rook y Lowry ya dieron el primer paso en este sentido al obtener una patente para el uso de M. vaccae y derivados para tratar la ansiedad, los ataques de pánico y los trastornos alimentarios.
¿Son felices los niños en el aula?
En primaria, los niños son más felices que las niñas. En concreto, según un estudio de la Universidad de Ulster (Irlanda), solo una cuarta parte de los chicos se sienten felices leyendo, escribiendo y acudiendo a la escuela, mientras que el 44% se describen como «completamente felices» realizando estas mismas actividades.
Sin embargo, al final de nuestras vidas las mujeres se sienten más infelices y descontentas con los logros alcanzados. Concretamente, las mujeres son más felices hasta los 47 años de edad, y a partir de ese momento los hombres les toman el relevo, según ha publicado la Universidad de Cambridge.
Mapa de la felicidad
Utilizando los datos obtenidos en la Encuesta Mundial de Gallup entre 2005 y 2009 en 155 países del mundo, un equipo de investigadores elaboró el año pasado un ranking teniendo en cuenta el grado de satisfacción de las personas con sus vidas. También puntuaron experiencias diarias como si se sentían descansados, respetados, si vivían sin dolor y si se consideraban intelectualmente estimulados. Además valoraron indicadores de prosperidad.
El resultado muestra que los más felices del mundo viven en Europa (verde) y son los habitantes de Dinamarca (82%), seguidos por finlandeses (75%), noruegos (69%) , suecos (68%) y holandeses (68%). Entre los que se consideran más desdichados figuran los habitantes de multitud de países africanos (Togo 1% de felicidad, Burundi con un 2%, Sierra Leona con un 3%, etc.). España se sitúa en el puesto 43 del ranking, con un modesto 36% de felicidad -por encima de Francia, 35%- y un 6% de sufrimiento.
Música, experiencias nuevas, actividades sociales, menos televisión… todo ello son acciones que pueden trasmitirnos felicidad y alargarnos la vida.
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